sábado, 17 de septiembre de 2011

José Manuel Estrada: historia de un alma apasionada

José Manuel Estrada nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1842. Huérfano desde muy joven, fue criado por su abuela, Carmen de Liniers.

Su primer maestro fue Manuel Pintos; luego estudió filosofía teología, religión y humanidades en el Colegio de San Francisco, donde se forjó su fe católica, que defendería desde distintos ámbitos durante toda su vida.

En 1858, fue galardonado con el primer premio de un concurso de Historia del Liceo Literario por una obra relativa al descubrimiento de América. Este hecho fue el puntapié inicial para continuar su formación autodidacta en historia, que se cristalizó durante esos años en sus artículos periodísticos para La Guirnalda, Las novedades y La Paz.

En 1865, Estrada publicó Ensayo histórico sobre la revolución de los comuneros del Paraguay en el siglo XVIII, su primera obra claramente histórica y en el año 1866 se inició en la docencia en la Escuela Normal. Allí escribió las consagradas Lecciones de Historia de la República Argentina, compiladas más tarde en un libro que publicó la Revista Argentina, también creada por él.

Durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, Estrada fue nombrado Secretario de Relaciones Exteriores, y se le encargó la enseñanza de Instrucción Cívica en el Colegio Normal. En 1869 fue nombrado Jefe del Departamento General de Escuelas, cargo que desempeñó sólo durante un año.

El año 1871 marcó el comienzo de su actividad política: formó parte de la Convención Provincial Constituyente, encargada de redactar y sancionar la Constitución Provincial de 1874. En 1873 fue electo diputado por la provincia de Buenos Aires. Durante ese año, fundó el periódico El Argentino, en el que se publicaron muchos de sus estudios históricos.

En 1874, Estrada fue elegido para llevar adelante la Dirección de Escuelas Normales y el Decanato de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que había sido creada poco antes. Durante esos años, trabajó también como publicista y en el campo de la política se destacó como un orador brillante.

La presidencia de Julio A. Roca, en 1880, marcó el comienzo de las acciones de Estrada en defensa del catolicismo. Se discutía por entonces la continuidad de la enseñanza católica en las escuelas y la ley de matrimonio civil. Para dar forma a la resistencia, fue elegido presidente de la Asociación Católica y fundó en 1882 el diario La Unión, desde donde encabezó una lucha constante contra quienes consiguieron la adopción de la enseñanza laica (sancionada por el Congreso Pedagógico en 1882). Por este motivo, el gobierno lo separó de todos los cargos públicos.

Durante 1884, la Primera Asamblea de Católicos Argentina consiguió una concurrencia masiva, lo que dio lugar a una alianza política que llevó a Estrada al cargo de diputado. Desde su banca, se destacó por sus discursos en contra de la ley de matrimonio civil, finalmente sancionada en 1888. Luego de apoyar el gobierno de Juárez Celman, Estrada se incorporó a la Unión Cívica y apoyó la Revolución de 1890.

Durante la presidencia de Luis Sáenz Peña, aceptó el cargo de Ministro Plenipotenciario en Paraguay. Falleció en la ciudad de Asunción el 17 de setiembre de 1894, fecha en la que se celebra el Día del Profesor, en recuerdo de sus aportes a la educación argentina.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios

Hoy se recuerda la operación conocida como la “Noche de los lápices”, que se desarrolló en 1976, durante la dictadura militar, e implicó el secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que habían luchado en defensa del boleto estudiantil.

En la madrugada del 16 septiembre, entre las 12:30 y las 5 hs. fueron secuestrados de los domicilios donde dormían los estudiantes secundarios y militantes de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios): Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Claudio de Acha, Daniel Racero, Horacio Ungaro y Francisco López Muntaner. Hoy continúan desaparecidos.


  • Claudio de Acha, 17 años.
  • María Claudia Falcone, 16 años
  • Horacio Ungaro, 17 años
  • Daniel Alberto Racero, 18 años
  • María Clara Ciocchini, 18 años
  • Francisco López Muntaner, 16 años

La reafirmación de los derechos de los estudiantes en este día fue instituida por la Comisión Provincial por la Memoria.

Los chicos que desaparecieron en La Noche de los Lápices eran estudiantes secundarios que hacían ejercicio de su ciudadanía, que luchaban para facilitar el acceso a las escuelas de cada uno de sus compañeros de aula. Veintiocho años después, es necesario revitalizar la memoria y acompañar a los estudiantes de hoy en el ejercicio de sus derechos.

Es por eso que hoy agrupaciones de estudiantes y organismos de derechos humanos recordarán en diversos actos a los seis estudiantes secundarios secuestrados y desaparecidos por la dictadura militar.

Las actividades destacadas son una marcha desde Congreso hasta Plaza de Mayo, a las 18 hs., que culminará con un acto de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios y Artísticos; la colocación de una placa en homenaje a Claudio de Acha, uno de los desaparecidos, en el Colegio Nacional de La Plata; y un homenaje a Horacio Húngaro, otro de los estudiantes, a las 13hs., en la Escuela Número 12 de la capital bonaerense.

La película

En 1986 se realizó un film basado en La Noche de los Lápices, cuya dirección corrió a cargo de Héctor Olivera y sus protagonistas fueron Alejo García Pintos, Vita Escardó y Pablo Novarro, entre otros.

El argumento se basa en que en septiembre de 1976, durante los primeros meses del último gobierno militar en la Argentina, siete adolescentes de la ciudad de La Plata son secuestrados, torturados y asesinados a raíz de sus protestas por el aumento del boleto estudiantil. El film relata estos sucesos desde la voz y presencia de su único sobreviviente.

Basado en un hecho real, este drama es uno de los films más emblemáticos del cine testimonial argentino sobre los crímenes de la sangrienta dictadura que gobernó el país hasta 1983.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Sarmiento un visionario del siglo XXI

Fue estadista, educador, escritor, presidente de la Nación y periodista; su obra literaria fue una de las más bellas del continente, y las modernas ideas sobre la educación lo convirtieron en el padre de la escuela gratuita y libre para todos

A 200 años de su nacimiento, la vigencia del legado de Domingo Faustino Sarmiento permanece casi intacto si de progreso, república democrática y excelencia educativa para todos los niveles se trata. "Sarmiento es un hombre con mucha mística que vivió en el siglo XIX y fue un visionario del siglo XXI. Asombra la vigencia de su pensamiento y de su conducta ética", resume la historiadora Felicitas Luna al referirse al "maestro de América", que hoy será recordado con distintas ceremonias en todo el país.

Historiadores, políticos, sociólogos y escritores coinciden en pleno siglo XIX en destacar la figura de Sarmiento, que en su larga vida -murió los 77 años- brindó al país ideas modernas sobre infraestructura y sobre educación, pilares para el desarrollo del país. Para el historiador Rodolfo Terragno, "hay que hacer como los cartoneros, que revuelven la basura para encontrar lo mejor. El basurero de la Historia está lleno vicios y pecados de los próceres. Pero, en el caso de Sarmiento, sólo cabe sacar de la bolsa su monumental y vigente concepto de la educación popular".

El ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, encabezará hoy los actos que conmemorarán los 200 años del nacimiento de Sarmiento. Será, a las 9, frente a la casa donde nació, el 14 de febrero de 1811 (fue bautizado el 15). Participarán el gobernador de San Juan, José Luis Gioja; el ministro de Educación de Chile, Joaquín Lavín, y 4000 abanderados de escuelas de esa provincia y de otras fundadas por Sarmiento en el país.

El gobierno porteño realizará un acto en la plaza Sicilia, en las avenidas del Libertador y Sarmiento, a las 11.15, encabezado por el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro de Educación, Esteban Bullrich.

En rigor, el sanjuanino recibirá honores en todo el país y en el exterior, como en Chile (donde estuvo exiliado gran parte de su vida), en Uruguay (país que adoraba) y en Paraguay, donde murió en compañía de su gran amor, Aurelia Vélez Sarsfield. Por ella sabemos que todo sucedió en un pequeño cuarto de hotel de Asunción y que una de sus últimas frases fue: "Siento que el frío del bronce me invade los pies".

Esta y otras interesantísimas anécdotas están descriptas en el Nuevo diccionario biográfico argentino, de Vicente Osvaldo Cutolo. Allí también se describe el encuentro de Sarmiento con José de San Martín en Francia, en 1846. Un año después, cuando fue nombrado integrante del Instituto Histórico de Francia (uno de los idiomas a los que se tradujo Facundo), pronunció una conferencia sobre San Martín y Bolívar donde, según Cutolo, "reveló el secreto de Guayaquil, es decir, los antecedentes y las consecuencias de la famosa entrevista obtenidos en sus largas charlas con el Libertador".

Ayer, Bullrich dirigió un comunicado a los maestros y alumnos, en el que detalla: "Sarmiento y educación son sinónimos. Porque mientras su historia de político y gobernante puede discutirse, el educador debe vivir en el respeto de todos. En este aniversario hay dos aspectos excepcionales de Sarmiento que quiero señalar. Primero, como creador obsesivo de la escuela pública argentina. Como alguien dijo, en este ideal «acumuló la firmeza de su carácter, la integridad de su honradez y la pujanza de su inteligencia». En segundo lugar, precisamente el tema de la honradez. No concibió gloria ni fortuna sino por los caminos de la rectitud e integridad".

Sarmiento, que vivió casi la mitad de su vida exiliado en Chile, ejerciendo el periodismo, estudiando inglés en soledad, escribiendo libros memorables y viajando por el mundo para traer al país las últimas innovaciones en todo, fue un hombre contradictorio.

Según Cutolo y el invaluable archivo de LA NACION, este héroe indiscutido apoyó la posesión del estrecho de Magallanes a manos de los chilenos y a la vez peleó una guerra sin cuartel contra Juan Manuel de Rosas; fue un estratego fundamental en la historia de la educación nacional mucho antes de ser presidente; abrazó ideologías contradictorias, como unitarios y federales, y creyó en el progreso como un poseso sin sosiego.

Un repaso por su biografía cuenta que supo que había sido elegido presidente de la Nación en la ciudad brasileña de Pernambuco: él volvía de los Estados Unidos y el capitán de un barco de guerra norteamericano le dio la noticia. Para cuando llegó a Bahia, lo recibieron como al primer mandatario argentino, es decir, con la salva de 21 cañonazos.

Sarmiento extendió la red de ferrocarriles, implantó el telégrafo en todo el país y lo puso en comunicación con los Estados Unidos y Europa a través de un cable submarino, mandó abrir caminos, postas, impuso el sistema métrico decimal, promovió la navegación de los ríos, proyectó la construcción del puerto de Buenos Aires, "estimuló el progreso industrial -dice Cutolo- mediante premios e incentivos económicos, alentó la mecanización agrícola, recomendó la introducción de nuevas industrias y la división de latifundios, entre otras cosas".