domingo, 20 de mayo de 2012

25 de mayo de 1810 - Revolución de Mayo


Durante la etapa virreinal, España mantuvo un férreo monopolio con sus colonias americanas, impidiendo el libre comercio con Inglaterra, beneficiaria de una extensa producción manufacturera en plena revolución industrial. La condena a la intermediación perpetua por parte de España encarecía los intercambios comerciales y sofocaba el crecimiento de las colonias. La escasez de autoridades españolas y la necesidad de reemplazar al régimen monopólico, sumado a las convulsiones que se vivían Europa tras la invasión napoleónica, llevaron a un grupo destacado de la población criolla a impulsar un movimiento revolucionario.
Para febrero de 1810 casi toda España se encontraba en manos de los franceses. Un Consejo de Regencia gobernaba la península en nombre de Fernando VII, prisionero de Napoleón. El 13 de mayo de 1810 llegaron a Buenos Aires las noticias de la caída de la Junta Central de Sevilla, último bastión del poder español.
La autoridad que había designado al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros había, por tanto, caducado y la propia autoridad del virrey se encontraba cuestionada. Pronto Cisneros debió ceder a las presiones de las milicias criollas y de un grupo de jóvenes revolucionarios y convocó a un Cabildo Abierto para el 22 de mayo de 1810. El Cabildo, dominado por españoles, burló la voluntad popular y estableció una junta de gobierno presidida por el propio Cisneros. Esto provocó la reacción de las milicias y el pueblo. Cornelio Saavedra y Juan José Castelli obtuvieron la renuncia del ex virrey.
El 25 de mayo, reunido en la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, el pueblo de Buenos Aires finalmente impuso su voluntad al Cabildo creando la Junta Provisoria Gubernativa del Río de la Plata integrada por: Cornelio Saavedra, presidente; Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, vocales; y Juan José Paso y Mariano Moreno, secretarios. Quedó así formado el primer gobierno patrio, que no tardó en desconocer la autoridad del Consejo de Regencia español.
Hemos elegido algunos extractos del pensamiento de Mariano Moreno, uno de los más esclarecidos patriotas de la Revolución de Mayo, donde reivindica valores todavía vigentes como la importancia de la instrucción y la educación como método contra las tiranías, la necesidad de vigilar la conducta de los representantes, los reparos ante las injerencias del extranjero y la necesidad de una organización federal en el gobierno.
“El oficial de nuestro ejército después de asombrar al enemigo por su valor, debe ganar a los pueblos por el irresistible atractivo de su instrucción. El que se encuentre desnudo de estas cualidades redoble sus esfuerzos para adquirirlas, y no se avergüence de una dócil resignación a la enseñanza que se le ofrece, pues en un pueblo naciente todos somos principiantes, y no hay otra diferencia que la de nuestros buenos deseos: el que no sienta los estímulos de una noble ambición de saber y distinguirse en su carrera, abandónela con tiempo, y no se exponga al seguro bochorno de ser arrojado con ignominia: busque para su habitación un pueblo de bárbaros o de esclavos y huya de la gran Buenos Aires que no quiere entre sus hijos hombres extranjeros a las virtudes.”
“El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal.
“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce, lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”
“Los pueblos deben estar siempre atentos a la conservación de sus intereses y derechos y no deben fiar más que de sí mismos. El extranjero no viene a nuestro país a trabajar en nuestro bien, sino a sacar cuantas ventajas pueda proporcionarse. Recibámoslo en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y coloridos abalorios. Aprendamos de nuestros padres y que no se escriba de nosotros lo que se ha escrito de los habitantes de la antigua España con respecto a los cartagineses que la dominaron:
Libre, feliz, España independiente
Se abrió el cartaginés incautamente:
Viéronse estos traidores
Fingirse amigos, para ser señores;
Entrar vendiendo para salir mandando’”
Fuente: Mariano Moreno, Escritos Políticos, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915
“En vano publicaría esta Junta principios liberales, que hagan apreciar a los pueblos el inestimable don de su libertad, si permitiese la continuación de aquellos prestigios, que por desgracia de la humanidad inventaron los tiranos, para sofocar los sentimientos de la naturaleza. Privada la multitud de luces necesarias, para dar su verdadero valor á todas las cosas; reducida por la condición de sus tareas á no extender sus meditaciones mas allá de sus primeras necesidades; acostumbrada á ver los magistrados y jefes envueltos en un brillo, que deslumbra á los demás, y los separa de su inmediación; confunde los inciensos y homenajes con la autoridad de los que los disfrutan; y jamás se detiene en buscar á el jefe por los títulos que lo constituyen, sino por el voto y condecoraciones con que siempre lo ha visto distinguido. De aquí es, que el usurpador, el déspota, el asesino de su patria arrastra por una calle pública la veneración y respeto de un gentío inmenso, al paso que carga la execración de los filósofos, y las maldiciones de los buenos ciudadanos; y de aquí es, que á presencia de ese aparato exterior, precursor seguro de castigos y todo género de violencias, tiemblan los hombres oprimidos, y se asustan de sí mismos, si alguna vez el exceso de opresión les había hecho pensar en secreto algún remedio”.
Algunos miopes quieren ver en esta disputa el origen de la oposición entre unitarios y federales, alineando por supuesto a Moreno en el rol de padre del unitarismo y a Saavedra como progenitor, ya que nuestra historia es fanática de los padres, del federalismo. Es curioso porque Saavedra, hombre poco afecto a la filosofía y a la escritura, no ha dejado una sola línea en la que mencione siquiera las palabras federalismo o federación, mientras que el “unitario” Moreno le dedica varios párrafos de su texto: Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse, y la Constitución del Estado: Allí señalaba:
“El gran principio de la federación se halla en que los estados individuales, reteniendo la parte de soberanía que necesitan para sus negocios internos, ceden a una autoridad suprema y nacional la parte de soberanía que llamaremos eminente, para los negocios generales, en otros términos, para todos aquellos puntos en que deben obrar como nación. De que resulta, que si en actos particulares, y dentro de su territorio, un miembro de la federación obra independientemente como legislador de sí mismo, en los asuntos generales obedece en clase de súbdito a las leyes y decretos de la autoridad nacional que todos han formado. En esta forma de gobierno, por más que se haya dicho en contrario, debe reconocerse la gran ventaja del influjo de la opinión del contento general: se parece a las armonías de la naturaleza, que están compuestas de fuerzas y acciones diferentes, que todas concurren a un fin, para equilibrio y contrapeso, no para oposición; y desde que se practica felizmente aun por sociedades incultas no puede ser calificada de difícil. Este sistema es el mejor quizá, que se ha discurrido entre los hombres”
Autor: Pigna, Felipe, Los Mitos de la Historia Argentina, Buenos Aires, Norma. 2004
INFOGRAFIA 25 de Mayo

jueves, 17 de mayo de 2012

Oficialización de la escarapela a pedido de Belgrano



Manuel Belgrano.

Versión del origen borbónico

Retrato de Fernando VII con uniforme de capitán general, porVicente López Portaña(c. 1814-1815). Óleo sobre lienzo, 107,5 x 82,5 cm Museo del Prado (Madrid).
Una versión sostiene que los colores de las cintas celestes y blancas, empleadas para distinguir a los partidarios del primer gobierno argentino, provenían de los colores de la Casa de Borbón en España, a la cual pertenecía el rey Fernando VII. Esta versión tiene en cuenta que algunos sectores que apoyaban la creación de laPrimera Junta, lo hacían como una forma de gobernar en nombre del rey depuesto y así intentaban alejar cualquier sospecha de conspiración antimonárquica y profrancesa. Mediante los colores celeste y blanco, los patriotas querrían expresar que eran partidarios de la monarquía y no del liberalismo republicano francés y que además eran leales al rey Fernando VII, entonces prisionero de Napoleón Bonaparte en la ciudad francesa de Bayona.
Una pintura de Fernando VII hecha por Francisco de Goya lo muestra con una banda celeste, blanca y celeste. El actual rey de España, Juan Carlos de Borbón, aún utiliza en las ceremonias oficiales una banda celeste y blanca.
Según otra tesis, el blanco identificaba a la monarquía absoluta europea de origen divino, y el azul, la libertad de pensamiento y de expresión, fundamento de la libertad política defendida por el liberalismo francés. De modo que el celeste -resultado de la fusión del azul y el blanco- expresaba la idea de conciliar ambas ideologías. Esta idea fue sostenida por muchos de los patriotas que participaron en la Revolución de mayo de 1810. Sólo una minoría, cuyo representante más conocido era Mariano Moreno, era decididamente republicana y jacobina. Belgrano era uno de los más fervientes defensores de establecer una monarquía parlamentaria americana. Las escarapelas eran entregadas a quienes se consideraban aliados o fieles a la revolución y se utilizaban como distintivo para no ser atacados por las tropas de los chisperos en caso de disturbios.
El presidente Domingo Faustino Sarmiento en un discurso pronunciado al inaugurar el 24 de septiembre de 1873 una estatua de Belgrano opinó que:
Las fajas celestes y blancas son el símbolo de la soberanía de los reyes españoles sobre los dominios, no de España sino de la Corona, que se extendían a Flandes, a Nápoles, a las Indias; y de esa banda real hicieron nuestros padres divisa y escarapela, el 25 de Mayo, para mostrar que del pecho de un rey cautivo tomábamos nuestra propia Soberanía como pueblo, que no dependió del Consejo de Castilla, ni de ahí en adelante dependería del disuelto Consejo de Indias.

[editar]La escarapela de Moldes

El subdelegado de la Real Hacienda y comandante de armas de la ciudad de Mendoza, el realista Faustino Ansay, refirió en sus Memorias escritas en 1822 que cuando Manuel Corvalán llegó a Mendoza el 6 de junio de 1810 con la comunicación de la instalación de la Primera Junta, llevaba una escarapela azul y blanca. Refirió también Ansay que los partidarios locales de la Junta usaron cintas blancas en sus vestimentas.8
José Moldes revolucionario independentista americano.
Escarapelas rioplatenses usadas entre 1807 y 1812.
La primera escarapela celeste y blanca fue elaborada hacia fines de 1810 por José Moldes, un partidario de la ruptura total con España, quien en agosto de 1810 llegó a Mendoza nombrado como teniente gobernador por la Junta bonaerense. Moldes formó dos compañías de alabarderos veteranos a los que distinguió con esa escarapela. Pidió la aprobación del gobierno el 31 de diciembre de 1810, pero la Junta Grande no llegó a tratar el tema:9
A estas dos compañías he puesto escarapela nacional, que he formado con alusión al sur, celeste, y las puntas blancas por las manchas que tiene este celaje que ya vemos despejado.
Oficio de Moldes a la Junta

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La Sociedad Patriótica

Al crearse la morenista Sociedad Patriótica el 21 de marzo de 1811, como opositora a la facción saavedrista mayoritaria de la Junta Grande, sus miembros utilizaron cintas azul-celestes y blancas como distintivo en sus sombreros o solapas para identificarse. El grupo se reunía en el café del catalán Pedro José Marco (Café de Marco) desde enero de 1811 y fue disuelto durante la Revolución del 5 y 6 de abril de 1811. En marzo de 1811 Saavedra hizo encarcelar a más de 80 jóvenes que utilizaban escarapelas celestes y blancas, ante el temor de que estallara una revolución. En el interrogatorio a que se los sometió se les preguntaba:10
¿Qué sabe Ud. de la escarapela blanca y celeste?
El ayudante mayor Martín Rivero, perteneciente al Regimiento de América, declaró en un sumario por insubordinación contra el coronel del regimiento instruido el 11 de junio de 1811, que en febrero de 1811 aparecieron en Buenos Aires las escarapelas de “fondo celeste”.11
El deán Gregorio Funes expresó:
Los miembros de la sociedad patriótica usaban como distintivo y bandera un lazo de cintas azul y blancas.
Circular a los pueblos, publicada en la Gaceta Extraordinaria de 15 de abril de 1811

[editar]Oficialización de la escarapela a pedido de Belgrano


Tras la caída de Saavedra y la asunción del Primer Triunvirato dominado por sus opositores, mediante una nota del 13 de febrero de 1812 Belgrano solicitó que se estableciera el uso de una escarapela nacional. Se fundaba en que había cuerpos del ejército que usaban escarapelas de distinto color a la roja oficial, y que era necesario uniformarlos a todos, puesto que defendían la misma causa, además de que el color rojo era el mismo que usaban los ejércitos realistas en suscucardas:12
Excmo. Señor,
Parece llegado el caso de que Vuestra Excelencia se sirva declarar la escarapela nacional que debemos usar, para que no se equivoque con la de nuestros enemigos, y no haya ocasiones que puedan sernos de perjuicio; y como por otra parte observo que hay cuerpos del ejército que la llevan diferente, de modo que casi sea una señal de división, cuyo nombre, si es posible, debe alejarse, como Vuestra Excelencia sabe, me tomo la libertad de exigir de Vuestra Excelencia la declaratoria que antes expuse. Dios guarde, etc.
Rosario, 13 de febrero de 1812.
Manuel Belgrano. Excmo. gobierno de las Provincias del Rio de la Plata.
El 18 de febrero de ese año, el Gobierno resolvió reconocer la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata con los colores blanco y azul celeste, aboliendo la roja, por lo que Belgrano la adoptó el 23 de febrero de 1812:12
El gobierno ha resuelto que se reconozca y se use por las tropas la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que deberá componerse de dos colores, blanco y azul celeste, quedando abolida desde esta fecha la roja que antiguamente se distinguía.
Se emitió una circular:12
DECRETO.
Sea la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Rio de la Plata de color blanco y azul celeste, y comuniquese al gobernador intendente: circúlese igualmente á los generales, etc., etc. — Se circuló
El comandante del Ejército del Norte, general Juan Martín de Pueyrredón, acusó recibo con la nota en tono crítico:12
Excmo. Señor,
Se hará notoria en el ejército de mi mando la superior orden de Vuestra Excelencia de 18 del anterior para que se use por las tropas de la patria la escarapela nacional de dos colores blanco y azul-celeste, quedando abolida la roja. Si le fuera permitido á mi experiencia, representaría con ella la impresión que producen nimias innovaciones en unos pueblos que aún no se hallan en estado de gustar de los síntomas de la independencia y se resienten de cualquiera inoportuna que conciben, en la jurada representación de Fernando VII, mucho más en circunstancias tan críticas de retrógrado y debilidad. Pero Vuestra Excelencia está más al alcance de lo que conviene desplegar, variar y promulgar, sin reducir por ahora los acuerdos y refrenar los discursos públicos al sumo objeto de la seguridad de la patria, y sin desmentir los principios de nuestra instalación con perjuicio de la opinión y crédito que influyen en los progresos del sistema. Dios, etc.
Campamento general de Yatasto, marzo 19 de 1812.